A diario trabajamos con chicos con Autismo y nos enfrentamos al desafío de capacitarnos y aprender que es lo mejor para ellos en cada momento.
Pasaron las fiestas de Navidad y Año Nuevo y volvemos a la normalidad dejando atrás los estruendos por fuegos artificiales. Parece que el país entero entra en un receso, una calma, deseable pero siempre cabe la posibilidad de algún partido de fútbol, un festejo u otra ocasión hagan que se usen materiales de artificio.
¿A qué nos referimos puntualmente?
Sin dudas a la quema de fuegos artificiales (sobre todo los ruidosos) y sus consecuencias en niños con hipersensibilidad auditiva, como son la mayoría de los que padecen Trastornos del Espectro Autista.
Abordar los problemas sensoriales en estos niños supone un verdadero desafío no sólo para los familiares sino para los profesionales que trabajamos en el día a día con ellos.
Un niño con hipersensibilidad auditiva se puede manifestar de diferentes maneras, aunque los rasgos más comunes pueden ser: taparse los oídos, tener el sueño muy ligero, asustarse de las tormentas, las muchedumbres, los ruidos fuertes, realizar ruidos repetitivos para evitar oír otros sonidos.
Los niños con Autismo no están en otro mundo, sino que su percepción del mundo es diferente porque tienen experiencias sensoriales perceptivas inusuales (desde el punto de vista del desarrollo típico). Estas experiencias pueden ocasionar hiper o hipo sensibilidad. Por lo tanto no es de extrañar que si una persona percibe los olores, los colores, las formas o sonidos de diferente forma, su comportamiento será acorde a esta forma de sentir.
La información que nos aporta el perfil sensorial de un niño es realmente crucial para la posterior selección de métodos. Sin conocer los problemas sensoriales de un niño estamos trabajando a ciegas…
Muchas de las conductas catalogadas como inapropiadas tienen su origen en cómo el niño percibe los diferentes estímulos. Esto quiere decir que si la causa tiene un origen sensorial, deberemos atender a la percepción y no a la conducta. Si un niño se tapa los oídos porque le molesta un sonido, sujetar sus manos o enfadarse cuando lo haga no servirá de nada.
Entender cuál es el funcionamiento perceptivo de un niño es la clave para poder abordar las dificultades en el día a día.
Los familiares de niños/as con autismo deben ser conscientes de las diferencias perceptivas de sus hijos/as para ayudarles a sobrellevar aquellas sensibilidades que le resultan dolorosas o problemáticas y a potenciar sus puntos fuertes.
Es necesario que los profesionales reconozcan el perfil sensorial del niño/a para poder hacer planes de intervención adecuados no solo en los colegios y gabinetes, sino también en el hogar.
Es importante que el terapeuta de integración sensorial, se desplace al hogar para enseñar a los padres a usar el material que puede ayudar al niño/a así como el uso específico de técnicas a utilizar.
Es por esto, que si un niño sabe cuánto tiempo va a durar una sensación (ruido de alarma, secador, etc.) la tolerará mucho mejor. Los apoyos visuales, la anticipación y la estructura minimizarán los signos, haciendo que el niño tenga más control sobre su entorno.
No olvides que lo más importante es tu respeto y comprensión. No intentes cambiar su forma de percibir. Compréndela y ayúdale a ir adaptándose a cada situación y por supuesto nunca le obligues a realizar una actividad para la que no se siente preparado.